¿Sabías que Colombia es uno de los 151 países firmantes del Convenio de Estocolmo? Pues bien, el Convenio de Estocolmo es un esfuerzo por controlar el uso y promover la eliminación de compuestos orgánicos persistentes (COP) a nivel mundial. Los PCB (Bifenilos policlorados) son unas sustancias químicas sintéticas (no naturales) que forman parte de este grupo de compuestos orgánicos.
Pero, ¿Por qué los debemos eliminar?
Se han encontrado pequeñas cantidades de PCB en la naturaleza, incluso en sitios remotos en los cuales no deberían estar, como es el caso de los polos terrestres (Ártico y Antártico). Los PCB, son sustancias peligrosas ya que causan afectaciones en la salud de las personas y son persistentes en el medio ambiente, ya que no se degradan y tienen la capacidad de recorrer grandes extensiones generando contaminación a nivel global. Se produjeron a nivel mundial desde finales de la década de 1920 hasta los años 70´s y hoy está prohibida su producción en el mundo, aún existen, en especial en los aceites de los transformadores de distribución y generación de energía eléctrica pues fue allí donde su producción a escala industrial encontró excelentes aplicaciones.
Colombia, aunque nunca fue país productor, tiene existencias de PCB en sus redes eléctricas. Es por esto que se están haciendo grandes esfuerzos desde los diferentes actores de la cadena de gestión y control del manejo de los PCB, desde las entidades del gobierno en cabeza del Ministerio del Medio Ambiente, pasando por las Autoridades Ambientales locales, los gestores autorizados, hasta los propietarios de los equipos (transformadores), cada uno de los cuales tiene un papel específico en el cumplimiento del Convenio de Estocolmo. En resumen, a nivel país, debemos cumplir con las metas de eliminación anuales hasta lograr el 100% de eliminación de PCB para el año 2028.
Pero para poder cumplir con las metas de eliminación, debemos llevar un registro anual del estado de su avance. Es allí donde el Inventario Nacional de PCB se constituye como una herramienta de gestión fundamental para alcanzar los objetivos de eliminación, pasando por unas tareas internas de marcado y retiro de uso de transformadores que se encuentren contaminados con PCB. Este inventario permite cuantificar las existencias, conocer los propietarios y medir los progresos alcanzados para dar cumplimiento al Convenio de Estocolmo.
A nivel particular, las personas a cargo de la recolección, toma, registro y organización de la información obtenida sobre equipos contaminados con PCB en Lito S.A.S. mediante la prestación de sus servicios a diversas empresas del sector eléctrico a nivel nacional, tienen un papel importante frente al Inventario Nacional de PCB, dado que dicha información constituye el insumo base para el acopio y análisis de datos de los equipos con aceite dieléctrico (en su mayoría transformadores) propiedad de nuestros clientes. Así mismo, el servicio de laboratorio permite a nuestros clientes clasificar sus equipos en desecho y/o aquellos en uso o desuso de los que no se tienen los datos suficientes por pérdida de la información de trazabilidad, en el grupo específico según su nivel o no de contaminación con PCB (Res. 222 de 2011). La conservación de todos estos análisis y registros les permiten además dar cumplimiento a las condiciones de veracidad de la información manteniendo los soportes disponibles para cualquier requerimiento en las etapas de verificación de la calidad de la información el Inventario Nacional de PCB por parte de las Autoridades Ambientales.
La información consignada en el inventario, a su vez permite a los propietarios de equipos con fluidos aislantes conocer su propio nivel de gestión de PCB al interior de sus organizaciones, a través de la comparación con datos concretos sobre el panorama general a nivel nacional por cada actualización anual de reportes, y medirse frente a las expectativas de cumplimiento de las metas establecidas en la normatividad vigente.
Toda esta información recopilada, procesada y analizada tiene vital importancia para el país no solo en el reporte del progreso sostenido hacia el cumplimiento de los compromisos adquiridos como nación frente al Convenio de Estocolmo, sino también frente a la gestión ambiental encaminada hacia la eliminación de los riesgos asociados por la exposición de la población y en general del medio ambiente ante el contacto con los PCB.
